Sentados en el balcón de nuestra casa en Italia observamos el pasar de los carros, a algunos ancianos en bicicleta, otras personas paseando a sus perros; vemos pasar a los jovenes en grupo y a veces familias completas tambien en bici. Pasa ligero también el viento que hace bailar las hojas de los árboles y por encima de estos, las nubes.
Es un buen lugar para sentarse a conversar con el Señor y para descansar en estas tardes calurosas de verano.
En esos encuentros con El, hablamos de ustedes, de nosotros, de la misión, del ministerio. Le contamos nuestras alegrías, nuestras tristezas, pedimos su consejo y buscamos su voluntad. Hay ocaciones en las que solo nos sentamos allí en silencio para oirle mientras leemos su palabra. Otras veces levantamos un trono de alabanza y le cantamos y le cantamos.
Hoy queremos invitarlos al balcón de nuestra casa para que nos sentemos juntos a los pies del Maestro y le demos gracias por la visita de Nathan (nuestro hijo en Cristo) y de su mamá quienes han venido desde Estados Unidos y estan hospedados en nuestra casa; por la célula de oración en nuestro hogar, por la alegría que sentimos cada vez que tenemos que cuidar a los hijos de la misionera Simona,
por los momentos de comunión que hemos podido tener con Francesco Abortivi (ex pastor-anciano de Chiesa di Parma) y su familia; porque Dios sigue usando a Ángel para predicar su palabra y porque es El quien está guiando este tiempo de Selah (pausa y meditación) del grupo de alabanza y de Hebe.
Sentémonos pues todos juntos unidos en oración y en un mismo espíritu y pidamos a Dios su intervención divina para que lleguen los recursos económicos de los obreros que estamos fuera de Venezuela. Que su Espiritu Santo nos revele la estrategia para generar recursos económicos y que el don de ayuda, que por gracia ha dado a través de su Santo Espíritu a sus hijos e hijas, sea usado por ellos con gozo para bendición de muchos y para la extensión del Reino de los cielos. Pidamos que se levanten más sostenedores, más obreros, más intercesores.
Clamemos por la unidad de su iglesia universal y local y por la revelación de la visión para los lideres de Chiesa di Parma.
Pedimos sus oraciones para que nosotros permanezcamos firmes en la fe.
Sea el Espíritu Santo de Dios a traducir todas las peticiones delante de El.
Y finalmente amados consiervos, tomemos la Biblia en nuestras manos y leamos, meditemos en silencio y escuchemos la voz del Señor.
Si quieren compartir con nosotros una reflexión que han tenido en la Palabra, un versículo que ha sido luz en sus vidas... eso será una bendición y un aporte de gran valor para nuestras vidas y para esta misión.
Les amamos profundamente y nos despedimos en el Salmo 23.
Ángel Sebastiani y Hebe
Siervos del Señor Jesucristo y de su pueblo
Parma para Jesús.
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